El Mostrador habla del CNAC
Pablo Chiuminatto (Letras UC) y Francisco Brugnoli, hablan de lo poco pensado que fue el Centro Nacional de Arte Contemporáneo de Cerrillos.
Centro Nacional de Arte Contemporáneo de Cerrillos: un lugar donde no penan ni las ánimas
La última exposición –”Desde la memoria escultórica: Bienal Nacional de Esculturas 2018″– terminó en enero. Su directora, Beatriz Salinas, deja su cargo tras apenas un año y medio de gestión, oficialmente con el fin de dedicarse a proyectos personales. Este mes está previsto realizar un concurso público para buscar a su reemplazante, pero aunque ya estamos a mediados de mes, aún no hay novedades. Críticos lo califican como el “centro de arte que nunca despegó”.
En un singular limbo se encuentra el Centro Nacional de Arte Contemporáneo de Cerrillos (CNAC) tras la renuncia de Beatriz Salinas, que dejará su cargo en abril próximo.
Este mes está previsto realizar un concurso público para buscar a su reemplazante, pero aunque ya estamos a fines de marzo, aún no hay novedades.
La última exposición –”Desde la memoria escultórica: Bienal Nacional de Esculturas 2018″– terminó en enero. Salinas deja su cargo tras apenas un año y medio de gestión, oficialmente con el fin de dedicarse a proyectos personales. Para abril se anuncian dos muestras, pero solo una fue curada por el centro.
“El Centro de Arte de Cerrillos es una metáfora necesaria del potencial creativo de los propios productores, mediadores y agentes del arte, que con poco o nada han realizado mucho”, lanza Ramón Castillo, director de la Escuela de Arte de la UDP.
Un crítico lo califica de “centro de arte que nunca despegó”, en alusión a su ubicación en el antiguo aeropuerto de Cerrillos.
Nuevas exposiciones
Las exposiciones del CNAC son un buen reflejo de lo que sucede en la entidad. Aunque desde su apertura en 2016 registra 11 exposiciones, para varias de ellas solo prestó el lugar. Es decir, no se trata de gestiones propias, como debiera ser en virtud de su importancia como centro de las artes contemporáneas. Un ejemplo es la exposición de Theo Jansen, que fue responsabilidad de la Fundación Mar Adentro.
Ahora, después de tres meses sin muestra alguna, para el 13 de abril se anuncia no una, sino dos exposiciones: una ligada al centenario de Nemesio Antúnez y otra vinculada a una residencia que realizaron varios artistas en Magallanes.
La primera se titula “Para toda América. Arte desde Nueva York”, con piezas del programa radial que hacía Antúnez en la Gran Manzana cuando era agregado cultural. Incluye mucho material de archivo y fue curada por el centro.
La segunda, en tanto, “Tiempo Profundo”, va a mostrar el proceso creativo y las obras de la documentalista Tiziana Panizza, la fotógrafa Claudia Müller, el artista Tomás Quezada y el fotógrafo Michael Angelo. La temática es el tiempo geológico enfrentado al humano.
Esta, sin embargo, fue curada por María Luisa Murillo, directora de la Casa Museo Alberto Baeriswyl, de Magallanes.
Triplicar las visitas
En el CNAC celebran que, durante 2018, recibieron destacadas exposiciones como la de Jansen en Chile –una de las más visitadas del año–, la muestra de los expositores chilenos en la Bienal de Venecia 2017 y la exposición principal de la Bienal de Esculturas.
El espacio, que depende del Ministerio de las Culturas, fue abierto en septiembre de 2016.
La entidad además informó es este diario que pasó de recibir un total de 18.055 visitas el año 2017 a un total de 68.121 visitas el año 2018, dentro de las cuales se cuentan 23.131 participantes en las actividades de educación y mediación realizadas durante el año 2018. A la fecha (marzo de 2019), el CNAC ha recibido 103.465 visitas.
Aunque el aumento es importante, está muy lejos de otras entidades en el 2018: el Centro Cultural de La Moneda, por ejemplo, recibió un millón de visitas en 2018, un número similar al Museo de Historia Natural. Le siguen el MIM (505 mil), Museo de Bellas Artes (384 mil), Histórico Nacional (292 mil), CorpArtes (282 mil) o el MAC del Parque Forestal (114 mil).
Especulación inmobiliaria
Para el académico de la UC, Pablo Chiuminatto, el centro “siempre tuvo un objetivo declarado y uno oculto”. Y el declarado, más allá que se haya cumplido, “lamentablemente buscaba contribuir con la larga historia de malversación que hay detrás del uso de los terrenos del aeropuerto con fines supuestamente culturales”.
“Sabemos que se trata de especulación inmobiliaria, dejando de paso a Santiago solo con un aeropuerto. No es la primera vez que el lema del arte sirve para cubrir otros intereses”, asegura.
Francisco Brugnoli, director del MAC, coincide en que la ubicación del CNAC es “en un sector con una expectativa de desarrollo urbano muy importante, lo que de por sí determina un desafío ineludible y, por tanto, requerir de un estudio cultural en profundidad”.
“Se trata de un proyecto que resulta indiferenciado de otros varios, cuando lo necesario habría sido su diferencia”, lamenta, junto con criticar “la existencia de instalaciones de alto interés, pero de una actividad indiferenciada y que no atiende a necesidades que justifiquen su presencia necesaria en el lugar”.
Abandono de comunicaciones
Por otro lado, para todo centro cultural, hoy las comunicaciones son claves, especialmente en las redes sociales. Sin embargo, en la web del centro hay señales de abandono: en la sección de noticias del sitio del centro, la última data de octubre, hace casi seis meses.
En tanto, en Facebook el CNAC cuenta con unos 8 mil seguidores. Poco si se compara con otras entidades similares: el Centro Cultural La Moneda alcanza 148 mil, el Museo Nacional de Bellas Artes cuenta con 145 mil, el MAC tiene 34 mil y el Museo Salvador Allende llega a 18 mil. En cambio, en Instagram aumentó de 400 seguidores el año 2017 a 19.200 seguidores a la fecha.
Asimismo, su sección de Comunicaciones está disgregada: se reparte entre el Ministerio de las Culturas (información institucional) y la agencia Ladosur (exposiciones).
Eso sí, sus últimas actividades están reseñadas en su Facebook, con noticias más actuales: una experiencia colaborativa que busca reactivar La Chacra, obra viva y permanente del artista chileno Enrique Ramírez emplazada en el jardín posterior al Centro; un laboratorio de reciclaje textil; un laboratorio de fotogramas; un taller de iniciación artística de niños.
Futuro director
Para el futuro director o directora, Brugnoli pide antes que nada tener claro el perfil deseado del centro, considerando la condición cultural y potencialidades de sector de su trabajo.
“Me resulta imposible pensar en una instalación así desde una generalidad que se distancie de sus necesidades culturales particulares”, expresa. “Solo después de esto podremos tener claras las competencias habilitantes para una nueva dirección. Lo hecho en este sentido parece haberse hecho muy a prisa”.
“Puede sonar ingenuo, pero más que títulos, especializaciones o idioma, que son deseables, lo que se necesita es a alguien que le tenga amor al arte, que disfrute los procesos creativos, que tenga experiencia personal e institucional, en admirar a los investigadores y artistas, que empatice con el asombro y la inquietud de los visitantes”, expresa Castillo, por su parte.
Para él se requiere a alguien que pueda realizar un tejido comunicacional, emocional y cognitivo entre el interior del centro y el perímetro del barrio, las comunas y la ciudad, alguien que, sabiendo en qué lugar está, en la trama de “eriazos y zonas verdes” de la cultura local, sea capaz de inaugurar un acelerador de partículas, un epicentro de entusiasmo y visión para imaginar el futuro a pesar de que el presente institucional diga lo contrario.
“La gestión, la capacidad de comunicar y de liderar procesos colectivos de aprendizaje y creatividad, dependen de este riesgo asociado a la convicción e implicación personal”, señala.
Chiuminatto, en tanto, advierte que el sucesor o sucesora de Salinas deberá lidiar, sí o sí, con un diseño fallido, con todas sus implicancias.
“No es solo una cuestión de ganas de que la gente vaya, lo que pasa es que nunca hubo proyecto, porque no hubo un verdadero estudio de viabilidad. Cualquiera que sepa de arte y cultura en Chile hubiese dicho: no lo hagan ahí”, concluye.