Dos estudiantes de la Facultad de Letras participaron en misiones y trabajos de invierno al servicio de Chile

23 de Agosto 2025

Alrededor de 1.500 jóvenes de la Pastoral UC participaron durante diez días en misiones y trabajos de invierno en 48 localidades de Chile, compartiendo la fe, reconstruyendo comunidades y anunciando esperanza. El rector Juan Carlos de la Llera destacó que este tipo de acciones encarnan la esencia de la Universidad: “transformar vidas”.

Durante diez días de julio, más de 1.500 jóvenes, entre universitarios y escolares, se desplegaron por 48 localidades del país, desde Coquimbo hasta Los Lagos, llevando compañía, fe, ayuda concreta y alegría a cientos de familias a través de los proyectos Misión de Vida, Trabajo País, Siembra UC y Coro Misión País. Esta cruzada solidaria forma parte del compromiso y profundo sentido de servicio de la Pastoral UC, las estudiantes de la Facultad y la comunidad universitaria.

Equipo Siembra UC 2025

Organizados por la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana de la Pontificia Universidad Católica de Chile, dos estudiantes de la Facultad, junto a otros jóvenes, dejaron sus vacaciones de invierno para embarcarse en un viaje transformador: reconstruir espacios comunitarios, compartir el mensaje del Evangelio y construir relaciones humanas profundas con personas muchas veces invisibilizadas.

“Esto está absolutamente alineado con lo que queremos dejar como legado en la Universidad. Lo más lindo de todo esto es que nace espontáneamente de ellos, de estos jóvenes, no hay nadie que los empuje a hacer esto y esa riqueza que tiene la Universidad es algo que se tiene que realmente potenciar”, señaló el rector Juan Carlos de la Llera tras visitar uno de los campamentos misionados en Valparaíso.

“Quiero agradecer particularmente a los coordinadores porque ha sido un trabajo maravilloso. El trabajo es todo de ustedes, completamente de ustedes. Dios nos bendice mucho todos los días y nos bendice con gente como ustedes, que siendo muy, muy capaces, hacen parecer que cada uno de nosotros somos pequeños al lado de lo que hacen, de lo talentosos que son, de lo buenos que son también para poder responder al llamado de Dios y nos demuestran que todo se puede, que lo que soñamos lo podemos hacer”, expresó la directora de la Pastoral UC, Ángela Parra, a los estudiantes universitarios que han coordinado estas actividades.

Sembrando la semilla

Pamela Rubilar y Paula Correa de la Facultad decidieron participar de Siembra UC, un grupo de jóvenes con la inquietud de integrar las voluntades de escolares  de III y IV medio y universitarios para trabajar juntos por Chile y su Iglesia.

Este invierno fueron a Plazuela, una localidad rural cerca de San Felipe, en la V Región. Como Siembra une a escolares y universitarios, se tuvo que dividir el proyecto en dos etapas. La primera fue del 11 al 13 de julio, y la segunda del 14 al 17 de agosto.

Según Pamela, egresada de Letras hispánicas y estudiante del Magíster en Comunicación Social UC sigue participando en Siembra y otros proyectos compartidos motivada en que la fe se vuelva vida compartida. “Me motiva profundamente la posibilidad de salir de mi rutina, mirar más allá de mí y dejar que Dios me hable a través de los rostros concretos que voy encontrando. En medio del cansancio y el estudio, estos días son una pausa que me devuelve la esperanza, que me recuerda que lo más simple —como un gesto o una conversación— puede ser profundamente transformador”.

Foto: Karina Fuenzalida

En esta misión, Pamela fue jefa de formación y oración, lo que significó preparar los momentos de reflexión y encuentro con Dios durante la misión. “Fue un desafío muy lindo, porque me permitió acompañar a los misioneros en su propia búsqueda interior”, comenta.

Una experiencia que le marcó fue visitar a una abuelita que vivía sola desde que falleció su esposo. “Estaba sumida en una profunda tristeza, pero al llegar la invitamos a rezar un rosario con la Virgen que tenía en su casa. Me dijo que no sabía cómo usarlo, así que le expliqué paso a paso y lo rezamos juntas. Poco a poco se fue soltando, sonreía, hablaba, se abría. El domingo fue a misa, caminando con su bastón, feliz. Ese cambio en ella fue impactante. Se sintió acompañada, escuchada, querida. Muchas veces estos actos pueden parecer pequeños, pero es justamente ahí donde Dios se hace presente. Como decía la Madre Teresa de Calcuta: “A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos sin esa gota.”, recuerda

Pamela además invitó a los demás estudiantes de Letras que Siembra “no es solo una misión, es un lugar donde la vida misma se hace texto, se hace palabra viva. Escuchar historias reales, compartir el dolor y la esperanza de las personas, te cambia la mirada. Muchas veces creemos que el catolicismo es rígido o lejano, pero esta experiencia te muestra una fe profundamente humana, cercana, que acompaña, que acoge sin juzgar”.

Asimismo indicó que como estudiantes de Letras “tenemos una sensibilidad especial para mirar el mundo. Y en misiones, esa sensibilidad encuentra carne y alma. No vamos a “enseñar”, vamos a escuchar, aprender, compartir. Y desde ahí, todo cambia, porque entendemos que nuestras palabras pueden ser también semillas. Siembra me enseñó que, aunque parezca pequeño, estar disponible, escuchar y amar, tiene un valor incalculable”, sentenció.

Una Iglesia viva entre cerros y campamentos

En Altos de Chorrillos, en Viña del Mar, la comunidad vio reconstruida su capilla Laurita Vicuña gracias a los voluntarios de Trabajo País. “Estas capillas en los cerros no solo cumplen una función de culto, sino también son parte de la organización social del lugar”, explicó el padre Claudio Ríos, párroco de la zona.

La reconstrucción de este templo, afectado por termitas, permitió que la comunidad recuperara un espacio vital para actividades sociales, litúrgicas y de encuentro. “Los vecinos se comprometen mucho, tienen esa conciencia social, trabajan unidos católicos y evangélicos, todos colaboran”, relató el sacerdote.

En Reñaca Alto, la comunidad del campamento Naciones Unidas fue otra de las beneficiadas. “Han puesto un granito de arena en cada casa. Han venido de casa en casa, tocando puertas, hablando de la Palabra. Nos han hecho sentir que no estamos solos”, contó emocionada Lorena Shirley Lozada, vecina del sector que llegó desde Colombia a Chile hace 14 años.

La misión que transforma a todos

Felipe Mena, estudiante y coordinador de Misión de Vida, compartió que “venir a estos proyectos te da una alegría gigante y verdaderamente te transforma, te cambia la vida”. Para él, el impacto de estas iniciativas es tan profundo como bidireccional: los voluntarios dan, pero también reciben.

Clara Mardonez, también estudiante UC y coordinadora de Misión de Vida, enfatizó el poder de la oración en la experiencia misionera: “Nos enfocamos mucho este año en poder hacer a Dios presente en medio de la misión. Creemos que el primer paso para lograr eso era que Dios estuviese en el centro, con invocación al Espíritu Santo, rezar, recuperar la oración en las casas”.

Además, Mardonez hizo un llamado a que todos se acerquen a la Pastoral UC: “Nosotros también acogemos con los brazos abiertos a gente que puede no ser católica. Hay gente que es católica, pero con dudas, o no tan practicante. Esta experiencia invita a profundizar en la propia vida, a salir al encuentro del otro”.

Universidad y país: una vocación compartida

Para el rector De la Llera, este tipo de actividades encarnan el verdadero sentido de la Universidad: “La misión de la Universidad, por supuesto, es formar para que las nuevas generaciones se capaciten en disciplinas, entre otras cosas. Pero una misión muy importante es transformar vidas a través de lo que uno hace”.

La autoridad universitaria también subrayó la importancia de conectar con la realidad profunda del país: “Esto que está acá es Chile, y la Pastoral te saca de esas zonas de confort. Tenemos la responsabilidad de entregar mucho más de lo que hemos recibido”.

A través del compromiso de los jóvenes de la Pastoral UC, se hizo visible una Iglesia viva, joven, creativa y profundamente comprometida con la transformación social y espiritual del país. “Esto es lo que más necesita Chile en este minuto. Darse cuenta de que no todas las cosas que ocurren son negativas, sino que hay gente demasiado comprometida por hacer de este, un país más justo, mejor, más equitativo”, dijo el rector.